En una noche de verano dos sapos conversaban a la orilla de un río. De pronto una bonita y brillante luciérnaga vuela en zigzag sobre los sapos deslumbrándolos con su belleza y agilidad. Uno de los sapos le dice al otro: La voy a matar, y el otro le increpa pero si los sapos no comemos luciérnagas...Ya pero yo la voy a matar como vuelva a pasar cerca de aquí. Y su amigo le dice: Déjate de tonterías los sapos no comemos luciérnagas, así que quítate de la cabeza esa tontería. En esto que la luciérnaga volando confiada se acercó demasiado al sapo y este de un bocado la mató, escupíéndola inmediatamente. Su amigo al ver este hecho le reprochó: ¿Por qué carajo mataste a la luciérnaga?
A lo que el primer sapo le respondió: Brillaba demasiado.
Moraleja: Ten en cuenta que el brillo que emites, puede dañar los ojos sensibles e irritables de los “Sapos” que te rodean, muchas veces te hará daño por el simple hecho de ser exitoso.
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